lunes, 22 de diciembre de 2008

La crisis

Hace un par de semanas me llamó Enrique, un viejo amigo de la familia, para contarme que lo ponían en la puta calle. La imprenta para la que ha trabajado los últimos veintisiete años de su vida acaba de suspender pagos. Tras varios intentos de llegar a acuerdos con los acreedores, la imprenta se ha visto obligada, me dice Enrique que le dice su jefe, a llevar a cabo una liquidación parcial de los activos de la sociedad y a abrir un expediente de regulación de empleo. Enrique, buen lector de Epicteto y Errico Malatesta, me cuenta sin alteración alguna que no piensa ni siquiera esperar a que un juez le otorgue una indemnización: cuando pasen las navidades se irá a vivir a la Polinesia Francesa, donde unos amigos de Toulouse acaban de comprar una isla -sí, eso es, no me pregunten cómo- para fundar la SAFPS: Sociedad de Artistas Fracasados del Pacífico Sur. Creo que ha llegado el momento, me dice Enrique para finalizar nuestra conversación, de hacer un último trabajo nocturno en la imprenta. Vente esta tarde a casa y preparamos el operativo.

Enrique y algunos otros afectados por el cierre se ocuparon de la impresión y el doblado y yo localice el edificio. Entre todos desplegamos esta inmensa reproducción de la portada de El destripador de Robert Desnos que pudo verse en pleno centro de la ciudad durante varias  horas.

R.H.


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