domingo, 14 de diciembre de 2008

Soy un payaso y colecciono momentos

Anteayer, por un azar que superpuso una fiesta de cumpleaños y un olvido de llaves, María se quedó a dormir en casa. El sábado por la mañana, como de costumbre, fui a comprar los periódicos y los croissants para el desayuno y María, Raquel y yo celebramos uno de los desayunos más largos del año. Primero café, luego té, napolitanas de crema, lectura compartida de suplementos, palmeritas de azúcar, más café y más té, el trabajo de unas y de otras, el libro de El Destripador que Errata acaba de publicar y las revistas en las que se ha reseñado, direcciones de Internet, música… y tanta risa y tanta complicidad.




Mientras nos reíamos, no pude evitar acordarme de esta frase de Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll: «Ich fand es furchtbar und großartig, diesen Alltag, mit Kaffetopf und Brötchen und Maries verwaschener blauweißer Schürze über dem grünen Kleid, und mir schien, als sei nur Frauen der Alltag so selbsverständlich wie ihr Körper»*.

*No tengo la traducción castellana en casa, pero sería algo así: «Me pareció terrible y maravillosa, esta cotidianidad, con el bote del café y los panecillos y el descolorido delantal blanco azulado de Marie sobre el vestido verde, y tuve la sensación de que sólo a las mujeres la cotidianidad les resulta tan natural como su cuerpo».
I.A.

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