jueves, 23 de julio de 2009

Compasión por el diablo

Elena Medel, en el número del mes de julio de la revista Calle 20, reseña nuestro libro El niño criminal



«Hablo en la ocuridad y en el vacío, pero, aunque sea tan sólo para mí, quiero insultar otra vez a los que insultan». Si desconocen a Jean Genet, lean El niño criminal; si ya se cruzaron con él, incluso si se consideran expertos en este yerno de pesadilla —ladrón, vagabundo y prostituto antes de embarcarse en la literatura—, tampoco se olviden de este volumen pequeño, peludo, suave. No se trata de Santa María de las Flores, no hablamos de Las criadas; pero en estos textos breves laten sus obsesiones, su crudeza, su amor por la provocación («considerad que pretendo definir una actitud moral y justificarla»), y alcanzan en sus pocas páginas las cumbres más heladas. Genet los escribió en una época de crisis, incapaz de asumir su éxito, elige para cada uno un camino diferente: mientras El niño criminal —un discurso radiofónico censurado— transforma a los delincuentes en héroes de la rebeldía, la homosexualidad reina en los más privados Fragmentos… Estado puro, entonces, más el aliciente del excelente prólogo, Irene Antón no sólo traduce sino que nos sumerge en el universo de Jean Genet, extrae la muela de sus constantes literarias y vitales, arropa estas dos bombas de relojería.