domingo, 2 de noviembre de 2008

Vila-Matas en Oostende

¿Cuándo comienza algo? ¿En qué momento se pone en marcha una historia, un argumento, una intriga, cualquiera que sea?

Vila-Matas reflexiona sobre ello brevemente en su último libro, Dietario voluble. Se pregunta, por ejemplo, cuándo comienza un viaje: tal vez empiece al facturar la maleta, pero es más probable aún que fuese al hacerla o quizá incluso en el momento en que compramos el billete o cuando nos quedamos dormidos y soñamos que volamos. Curiosamente, leo esas líneas en un avión, en un avión que me devuelve a mi lugar de origen y que, por tanto, cierra, concluye un viaje. Es un viaje que probablemente empiece una historia, otra historia cuyo comienzo es sin embargo también impreciso, cuándo, de nuevo, en qué momento.


La gestación, los nueve meses, los días, el tiempo que pasa y algo va creciendo. En una de las escalas de este último viaje, en la playa de Oostende, bajo un pórtico con vistas al Mar del Norte, yo también reflexioné sobre los comienzos de Errata naturae, cuándo, de nuevo, en qué momento. Recuerdo, al principio, algo así como una curiosidad, la recepción incrédula de una idea de mi socio: ¿y si…? Me parece que durante mucho tiempo para mí la pregunta no llegó a tomar forma completamente, que tardó mucho en llegar a ser: ¿Y si montamos una editorial? Me recuerdo sentada en la cama, a más de 7000 kilómetros de distancia de Madrid, en mi pequeño y caluroso zulo martiniqués. Y deben saber que el calor me impone una mayor distancia ante las cosas, una pesantez que me impide tomármelas plenamente en serio, que no les permite instalarse con seriedad en mi cerebro. Tal vez por eso fueron necesarias muchas conversaciones telefónicas, ese hilo que nos unía en la distancia, a pesar del mar, de tanto mar. La gestación. Y luego vino otro avión, otro avión de vuelta. Y el aeropuerto, y el nacimiento, y nuestros monstruos y nuestros libros.

I.A.

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