Enrique y algunos otros afectados por el cierre se ocuparon de la impresión y el doblado y yo localice el edificio. Entre todos desplegamos esta inmensa reproducción de la portada de El destripador de Robert Desnos que pudo verse en pleno centro de la ciudad durante varias horas.
lunes, 22 de diciembre de 2008
jueves, 18 de diciembre de 2008
Hércules, señora de la casa
Desde ayer me dedico a la corrección del libro de Michel Onfray, La escultura de sí, próxima novedad de la editorial. Aunque las labores del corrector suelen ser arduas y ofrecer pocas recompensas, en esta ocasión las horas pasan volando y el trabajo no se distingue de los placeres del juego. Las razones son dos y bastante obvias: la excelencia del texto de Onfray y la cuidadísima y elegante traducción de Irene. En el último pasaje que he leído hoy, Onfray habla de la tarea faústica de la construcción de uno mismo a través de la figura de Hércules, en la cual se resumen las destrezas más audaces y la capacidad inefable para hacer de la mera energía una potencia genésica. Me dejo seducir por una frase que transcribo inmediatamente en mi libreta de notas y citas: dice Onfray hablando del héroe griego que
“cada vez que derrama sangre, obtiene mujeres: singular destino, bendita época”.
Qué duda cabe (y ruego a las feministas, si las hubiera, que sepan leer en perspectiva). A continuación el autor repasa las proezas míticas que hacen de este personaje una metáfora de la fuerza, de la energía, del valor, del heroísmo, de la vitalidad, del dominio y de la afirmación de sí, pero recuerda que, además, Hércules poseía una naturaleza fuertemente hedonista: más allá de ser, como antes decía, un gran consumidor de mujeres, no hacía ascos a vinos, platos y festejos. Sólido defensor de una ética de los placeres, Onfray nos recuerda, sin embargo y con sensatez, que
“la libido es antojadiza. Conduce a comarcas de las que se vuelve despeinado, desgreñado y sin aliento. En el mejor de los casos. En el peor nos lleva a prisiones doradas, paraísos ficticios e ilusiones tenaces. O incluso al ridículo”.
Y ni siquiera Hércules, aquél que fue capaz de domar a un toro blanco que se había vuelto loco y de robarle el cinturón a la reina de las amazonas, escapa a este peligro, lo que redobla la simpatía de Onfray por el héroe. La historia es impagable:
“Hércules ganó una competición de tiro con arco contra el rey Euritos, que había prometido su hija al vencedor y que no mantuvo su palabra. Esto enfadó a nuestro arquero con poca correilla. Expeditivo, un poco impulsivo, es cierto, simplemente mató al hijo del rey. Lo que no arregló sus asuntos porque, a modo de castigo, de expiación, tuvo que lavar su crimen convirtiéndose en esclavo de Onfalia. Hay que imaginar a Hércules al pie de la rueca de la hilandera que, según una leyenda romana, hallaba un placer perverso en vestirlo de mujer, a él, vencedor de las más duras pruebas, mientras que ella se ponía la ropa del semidiós y enarbolaba su clava. He aquí cómo se comienza una carrera de héroe para terminar la existencia como un amo de casa. De nuevo: destino emblemático de los obstáculos y las trampas que se encuentran en el camino de quien ha optado por el heroísmo y tropieza con la mediocridad. Historia sin palabras de las biografías de todos nosotros…”
Ni siquiera Hércules, por tanto, fue capaz de sortear los límites de la Necesidad y los enviscamiento del Destino. Sin embargo, y por eso es un héroe y un ejemplo, consiguió abandonar los pies de la hilandera, volvió a combatir contra gigantes, atacó Esparta y volvió a casarse y a follar como si con cada gemido se le pudiera escapar para siempre el Thymós vivificador.
R.H.
Publicado por Rubén Hernández a las 9:39 0 comentarios
Etiquetas: Los cinocéfalos
domingo, 14 de diciembre de 2008
Soy un payaso y colecciono momentos
Mientras nos reíamos, no pude evitar acordarme de esta frase de Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll: «Ich fand es furchtbar und großartig, diesen Alltag, mit Kaffetopf und Brötchen und Maries verwaschener blauweißer Schürze über dem grünen Kleid, und mir schien, als sei nur Frauen der Alltag so selbsverständlich wie ihr Körper»*.
*No tengo la traducción castellana en casa, pero sería algo así: «Me pareció terrible y maravillosa, esta cotidianidad, con el bote del café y los panecillos y el descolorido delantal blanco azulado de Marie sobre el vestido verde, y tuve la sensación de que sólo a las mujeres la cotidianidad les resulta tan natural como su cuerpo».
Publicado por Irene Antón a las 20:12 0 comentarios
Etiquetas: Lecturas
viernes, 5 de diciembre de 2008
Dios-Amor-Sexo
Supongo que recuerdan aquella conocida estrategia publicitaria cuyo uso se extendió hace unos años por universidades y otros centros de esparcimiento juvenil, como por ejemplo:
Publicado por Rubén Hernández a las 11:18 0 comentarios
Etiquetas: Medios de comunicación